Cuidarnos como cuidamos a los demás

Muy a menudo, como cuidadores, nos entregamos a los demás y nos olvidamos de cuidarnos a nosotros mismos a cambio. Tendemos a olvidar que cuidar de uno mismo es tan importante como cuidar de nuestros seres queridos, y que hay que tener la propia copa llena para poder dar a los demás. He aquí algunas formas de asegurarte de que cuidas de ti mismo al tiempo que cuidas de tus seres queridos:

  • Tómate tiempo para ti y tus propias necesidades. Esté atento a signos de estrés, como impaciencia, pérdida de apetito o dificultades para dormir, concentrarse o memorizar. Preste atención a los cambios de humor, la pérdida de interés por las actividades habituales o la incapacidad para realizar las tareas habituales. Haz algo que te guste y que satisfaga tus propios intereses varias veces a la semana, aunque sea durante cinco o diez minutos.
  • Siga una dieta equilibrada y beba mucha agua cada día, y haga ejercicio dando paseos cortos a diario o al menos tres veces por semana. Cuidar nuestro propio cuerpo es importante para mantener la fuerza y la energía. Además, la dieta y el ejercicio no sólo son buenos para el cuerpo, sino también para la salud mental. Puede parecer que nunca tienes tiempo para un buen entrenamiento, pero incluso un paseo de 15 minutos te permite recargar las pilas y relajarte, aumenta la creatividad y reduce el estrés.
  • Escucha grabaciones de relajación guiada o música relajante. Relajarse es importante. Las investigaciones demuestran que la relajación mantiene el corazón más sano, reduce el estrés y la tensión muscular, mejora la función cerebral y la memoria y ayuda a evitar la depresión, la ansiedad y la obesidad, por no mencionar que refuerza el sistema inmunitario y ayuda a aliviar los síntomas de muchos trastornos médicos y psicológicos. Aunque sólo puedas dedicarle 10 minutos, marcará la diferencia.
  • Dar prioridad a un sueño reparador. Dormir lo suficiente no sólo tiene que ver con el total de horas de sueño. También es importante dormir bien y con regularidad para sentirse descansado al despertarse. Los cerebros cansados se confunden y las decisiones pueden no ser las mejores. Un sueño de calidad también ayuda a enfermar con menos frecuencia, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, y disminuye el riesgo de padecer problemas de salud graves, como diabetes y cardiopatías.
  • Pon límites a lo que puedes hacer. No sobrecargue su lista de tareas diarias. Sé realista. Es difícil establecer límites con nuestros seres queridos, familiares y amigos, pero aprender a hacerlo es una muestra de autocuidado y respeto por uno mismo. Establecer límites puede ayudarle a recuperar y mantener un sentido de equilibrio sobre su situación de cuidador.
  • Pida ayuda a familiares y amigos para las tareas domésticas, la preparación de las comidas, el cuidado de los niños y la compra. Es tan difícil pedir ayuda, ¡pero hasta los superhéroes tienen compinches! No puedes hacerlo todo tú solo. Cuando se dice que “hace falta un pueblo”, no sólo se aplica a los niños, sino a todos los cuidados. Pida ayuda y permita que los demás le ayuden siempre que puedan.
  • Únase a un grupo de apoyo o a un programa para cuidadores. El programa de apoyo al cuidador familiar de WMEC ofrece información y orientación a los cuidadores sobre recursos comunitarios, apoyo al cuidador, formación, relevo y necesidades especiales. Tanto si es usted el cuidador de un adulto mayor o de una persona con demencia, como si es un familiar que cría sobrinos o nietos, se merece que le apoyen y saber que no está solo.
  • Date crédito. La atención que prestas marca la diferencia. Recuerda siempre, como dijo el Dr. Seuss: “Para el mundo puedes ser sólo una persona, pero para una persona, ¡puedes ser el mundo!”.

Muy a menudo, como cuidadores, nos entregamos a los demás y nos olvidamos de cuidarnos a nosotros mismos a cambio. Tendemos a olvidar que cuidar de uno mismo es tan importante como cuidar de nuestros seres queridos, y que hay que tener la propia copa llena para poder dar a los demás. He aquí algunas formas de asegurarte de que cuidas de ti mismo al tiempo que cuidas de tus seres queridos:

  • Tómate tiempo para ti y tus propias necesidades. Esté atento a signos de estrés, como impaciencia, pérdida de apetito o dificultades para dormir, concentrarse o memorizar. Preste atención a los cambios de humor, la pérdida de interés por las actividades habituales o la incapacidad para realizar las tareas habituales. Haz algo que te guste y que satisfaga tus propios intereses varias veces a la semana, aunque sea durante cinco o diez minutos.
  • Siga una dieta equilibrada y beba mucha agua cada día, y haga ejercicio dando paseos cortos a diario o al menos tres veces por semana. Cuidar nuestro propio cuerpo es importante para mantener la fuerza y la energía. Además, la dieta y el ejercicio no sólo son buenos para el cuerpo, sino también para la salud mental. Puede parecer que nunca tienes tiempo para un buen entrenamiento, pero incluso un paseo de 15 minutos te permite recargar las pilas y relajarte, aumenta la creatividad y reduce el estrés.
  • Escucha grabaciones de relajación guiada o música relajante. Relajarse es importante. Las investigaciones demuestran que la relajación mantiene el corazón más sano, reduce el estrés y la tensión muscular, mejora la función cerebral y la memoria y ayuda a evitar la depresión, la ansiedad y la obesidad, por no mencionar que refuerza el sistema inmunitario y ayuda a aliviar los síntomas de muchos trastornos médicos y psicológicos. Aunque sólo puedas dedicarle 10 minutos, marcará la diferencia.
  • Dar prioridad a un sueño reparador. Dormir lo suficiente no sólo tiene que ver con el total de horas de sueño. También es importante dormir bien y con regularidad para sentirse descansado al despertarse. Los cerebros cansados se confunden y las decisiones pueden no ser las mejores. Un sueño de calidad también ayuda a enfermar con menos frecuencia, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo, y disminuye el riesgo de padecer problemas de salud graves, como diabetes y cardiopatías.
  • Pon límites a lo que puedes hacer. No sobrecargue su lista de tareas diarias. Sé realista. Es difícil establecer límites con nuestros seres queridos, familiares y amigos, pero aprender a hacerlo es una muestra de autocuidado y respeto por uno mismo. Establecer límites puede ayudarle a recuperar y mantener un sentido de equilibrio sobre su situación de cuidador.
  • Pida ayuda a familiares y amigos para las tareas domésticas, la preparación de las comidas, el cuidado de los niños y la compra. Es tan difícil pedir ayuda, ¡pero hasta los superhéroes tienen compinches! No puedes hacerlo todo tú solo. Cuando se dice que “hace falta un pueblo”, no sólo se aplica a los niños, sino a todos los cuidados. Pida ayuda y permita que los demás le ayuden siempre que puedan.
  • Únase a un grupo de apoyo o a un programa para cuidadores. El programa de apoyo al cuidador familiar de WMEC ofrece información y orientación a los cuidadores sobre recursos comunitarios, apoyo al cuidador, formación, relevo y necesidades especiales. Tanto si es usted el cuidador de un adulto mayor o de una persona con demencia, como si es un familiar que cría sobrinos o nietos, se merece que le apoyen y saber que no está solo.
  • Date crédito. La atención que prestas marca la diferencia. Recuerda siempre, como dijo el Dr. Seuss: “Para el mundo puedes ser sólo una persona, pero para una persona, ¡puedes ser el mundo!”.